Acerca de La expiación

Ricard Castells / Felipe Hernández Cava: Lope de Aguirre. La expiación. Onil, Edicions de Ponent, 1998

Si no es sencillo hablar de uno solo de los guiones de Felipe Hernández Cava sin tener en cuenta sus demás historietas, y el modo en el que el guion en cuestión se inscribe en la obra completa de nuestro autor, no es fácil tampoco referirse a uno solo de los títulos de Cava cuando este forma parte de una trilogía del escritor en connivencia con distintos dibujantes y además la cierra. Tal es el caso de Lope de Aguirre. La expiación, tebeo interpretado gráficamente por el malogrado Ricard Castells. Uno de los grandes talentos de FHC consiste en trenzar su escritura con imágenes procedentes de enormes dibujantes, entre los que Castells no fue una excepción, como se demuestra en esta obra. En el terreno plástico, el reto de Ricard Castells en La expiación era como mínimo igualar lo realizado respectivamente por Enrique Breccia en La aventura (1989) y por Federico del Barrio en La conjura (1993), primer y segundo volúmenes de la trilogía de Hernández Cava dedicada a la figura de Lope de Aguirre. Ricard Castells no solo estuvo a la altura, sino que Lope de Aguirre. La expiación obtuvo en 1999 el Premio a la Mejor Obra de autor español en el Saló Internacional del Còmic de Barcelona. Felipe Hernández Cava, por su parte, fue galardonado en ese mismo certamen con el Premio al Mejor Guion por la susodicha obra.

En el epílogo de La expiación, Francisco Naranjo refiere las vicisitudes editoriales que atravesó este libro y que justifican los cinco años de diferencia que hay entre el segundo y el tercer volumen consagrados a la aventura de Aguirre. No cabe duda de que estas vicisitudes tienen que ver con la estética elegida por Castells para hilvanar y visualizar el relato de Cava. Es una estética arriesgada, transida por unas imágenes de aspecto minimalista, acaso sobrio —donde menos es más—, pero cuya concatenación de luces y oscuridades, y de silencios, articula un equilibrio que contrasta con la desmesura barroca, selvática, asociada a la aventura equinoccial de Lope de Aguirre, aunque también en general a la epopeya española en América. Gracias a este juego de luces, oscuridades y silencios puede parecer, desde cierto punto de vista, que el dibujo de Castells invisibiliza el texto de Cava; desde otro punto de vista, sin embargo, lo ilumina. La síntesis de la escritura de FHC se entrelaza con la síntesis expresiva de Castells; la concisión de ambos se funde y genera un texto único que describe y narra a la vez configurando un gran tebeo. Como punto final de la trilogía sobre Lope de Aguirre, en fin, La expiación desvela un desenlace que, aunque conocido en términos históricos, cortocircuita las expectativas del lector. No es ajena a esta sorpresa sostenida la lectura política que Cava imprime a su relato, en concreto a un discurso de emancipación que, asociado a los marañones, convierte a Aguirre en precursor de Bolívar y de San Martín.

Tanto el aspecto formal de La expiación como su tratamiento en clave emancipatoria permiten situar esta obra en el contexto de la segunda etapa de Hernández Cava, caracterizada por un afán exploratorio y experimental centrado en la poiética del cómic y en sus posibilidades expresivas (periodo correspondiente a la experiencia de Cava al frente de las revistas Madriz y Medios revueltos). En esta misma línea se encuentra La conjura y su también sorprendente puesta en página por mor de Federico del Barrio, mientras que en La aventura encontramos a un Enrique Breccia más cercano a la primera etapa del escritor, en la que predominan el realismo visual y formal vinculados a un clasicismo tebeil en este caso exuberante. Luego vendría el tercer momento de nuestro autor, más caracterizado, esta vez sí, por cierto sentido de expiación.

El carácter histórico de Lope de Aguirre y de su gesta atraviesa el conjunto de esta trilogía, así como el orden de las situaciones descritas y de los acontecimientos narrados. Pero lo que ante todo unifica estas tres obras es la voz, el discurso, el guion a fin de cuentas de Felipe Hernández Cava.ç

Jesús Gisbert