ENTREVISTA AL GANADOR

Jacobo Díaz Rodríguez (O Saviñao, Lugo; 1980) es el guionista del momento, el primer ganador de nuestro concurso. Ha vencido tras una dura disputa con un trabajo que aventuramos memorable: Santuario, un relato épico en plena prehistoria. Pero no te confundas. Aunque este será su primer guion de cómic, hablamos con un escritor formado y curtido en mil batallas. Desde el 2003 lleva trabajando en TVG en diversos formatos desde el documental al videoclip. Y en ficción, más de 150 episodios de thrillers exitosos como Serramoura o A Estiba.

Que los dioses de las viñetas te sean propicios, compañero. Tu suerte, es la nuestra. ¡Hoy ha nacido un nuevo guionista de historieta!

Europa, hace 45000 años. Los chamanes de los clanes del Lago Gris están siendo masacrados. Unos hablan de brujería, otros de la guerra que enfrenta a las tribus Ádatar (Neandertales) con las Khor (Sapiens). La verdad se esconde, es profunda, intrincada, peligrosa, y una mujer debe descubrirla para salvar a su clan.

Sinopsis de Santuario

¿Quién es Jacobo Díaz?

Nadie. Y no es que quiera hacer un guiño a Juego de Tronos, eh. Pero es lo que hay. En el mundo del cómic soy un guionista novato que no ha publicado nada. En el mundo audiovisual podría decirse que soy “alguien” en el sentido de que me dedico profesionalmente al guion desde el 2003. Nada más; que eso de ser “alguien” suena rimbombante. Desde luego la pregunta podría dar para una respuesta más extensa. Yo mismo me lo pregunto a veces. ¿Mejor lo dejamos aquí?

¿Por qué escribes? ¿Cuándo nace en ti esa necesidad?

Por dinero. No nos engañemos, hay que pagar el alquiler. Sé que suena mal pero me parecería mal obviarlo antes de entrar en la parte bonita; que tampoco tiene nada de original. Imagino que estarás harto de escucharlo pero ahí va: lo cierto es que me considero un afortunado por poder dedicarme a esto. Por supuesto, procuro involucrarme en proyectos que me motiven más allá de lo económico y también me meto en muchos en los que no hay dinero. Escribo todos los días, bien sea por encargo o cosas más personales como Santuario.

¿Cuándo emergió la vocación? Supongo que siempre estuvo ahí. Podría decirse que ya escribía antes de saber escribir, en el sentido de que siempre he imaginado historias y personajes. Los cómics, los libros, las películas, las series… se me meten dentro y una parte de mí tiende a mirar la vida como si fuese una obra de ficción. No pasa un día sin que me repita eso de que la realidad supera a la ficción. A veces, me cuesta encontrar los márgenes entre una y otra.

¿Cuáles son tus principales referentes? ¿Qué obras te marcan?

Centrándome en guionistas y aunque no suene original lo cierto es que Alan Moore y Frank Miller son los autores que más he leído. Refiriéndome a la edad adulta, porque Goscinny e Ibáñez le ganarían a cualquiera por goleada. Volviendo a los dos primeros ¿Qué decir? Ambos cagan obras maestras, destacaría un par de títulos menos famosos pero que me gustan mucho. Elektra en el caso de Frank Miller, y La Cosa del Pantano en el caso de Moore. Por supuesto hay muchos más autores que he leído y releído hasta la saciedad: Garth Ennis, Larcenet, Azzarello, David Laphan, Jeff Lemire, Jodorowky, Hermann… Por destacar algunas obras mencionaría Los Mitos de Cthulhu de Breccia, Fragamentos de la Enciclopedia Délfica de Miguelanxo Prado, Como un guante de seda forjado en hierro de Daniel Clowes, Blacksad de Díaz Canales y Guarnido, Duelo de Renaud Farace… Como curiosidad te diré que para desarrollar este proyecto la música de Wardruna y Tool ha sido muy influyente.

¿En qué momento decides encaminar tus pasos para convertirlo en tu oficio?

Pues a la hora de escoger carrera me tiraba el cine pero no había estudios sobre el tema en Galicia y estudiar fuera no estaba a mi alcance. Así que me metí en Publicidad y Relaciones Públicas que era lo que más se parecía. Tuve bastantes asignaturas de cine y audiovisual, aunque no de guion. Sin embargo fue por aquel entonces cuando empecé a entender de que iba este curro y me dije: eh, parece que es lo tuyo.

¿Cuál es tu formación como guionista?

Pues a nivel académico, ninguna. Digamos que todo lo que sé lo he aprendido con la práctica y de los profesionales con los que he trabajado. Y sigo haciéndolo todos los días. Claro que he leído libros y asistido a conferencias pero nunca hice un curso específico de guion. La teoría es importante pero reconozco que no soy muy fan. En los principios me pasaba que cuando alguien mencionaba una palabra técnica me decía “joer, así que hay una palabra para designar eso”. Quiero decir que aunque no sepas su nombre, puedes manejar un recurso o una herramienta. La intuición y el instinto son importantes en este oficio y puedes aprender mucho viendo una y otra vez las mismas películas, releyendo novelas, cómics y sobre todo los guiones que caigan en tus manos. De los buenos se aprende mucho pero creo que de los malos se aprende más. Pero oye, cada uno tiene sus procesos.

¿Qué encargos son los primeros?

Creo que el primero fue el desarrollo de una serie que nunca llegó a grabarse (como tantas veces). Después algún docu, concursos, programas de sketches, docu soaps, night shows… formatos de todo tipo, fundamentalmente en TVG. Con los años he ido orientándome hacia lo que más me gusta que es la ficción. Ahora me dedico principalmente a las series. He trabajado en bastantes thrillers pero también en dramas y comedias. Me siento a gusto en cualquier género. Me encanta el humor pero también matar gente.

Sobre todo, has trabajado en cine y televisión. ¿Cómo describirías tu labor profesional en estos medios? ¿Es fácil coordinarse con el resto de miembros del rodaje?

En la tele escribes en equipo. Ya sabes, el trabajo de la “writter´s room”. A mí me encanta. Sobre todo si trabajas con buenos profesionales con los que te entiendes. Ese es mi caso. Tiene un componente excitante en el sentido de que muchas veces encuentras el camino “en caliente”. A ti se te ocurre una idea al mismo tiempo que al otro. O dices algo y el otro le da la vuelta y es justo lo que estabais buscando. O llega otro que te cuenta una anécdota de su vida y de ahí nace un arco de tres episodios, o un personaje, o una idea controladora, o nada pero al menos pasas el rato… Claro que es importante reposar ese trabajo, darle una vuelta en frío puede ser necesario pero hace el día a día más emocionante. En mi opinión, escribir requiere de intensidad y con tres o cuatro personas encerradas en una habitación todo se amplifica. En una habitación o por Skype. Doy gracias a Dios todos los días por poder trabajar en chandal.

Por lo que se refiere a los otros miembros del equipo, una cosa buena que tiene currar en tele es que por lo general los guionistas tienen más peso que en el cine. El famoso showrunner es un guionista. Aunque todo depende del proyecto, a veces los directores, los productores, o incluso los actores se involucran más en el guion y te obliga a estar pactando constantemente. De todos modos es imprescindible y necesario tener puntos de vista externos. Además, el guion no es solo ese documento que envías por mail a las tres de la mañana. El guion se está escribiendo durante todo el proceso, en preproducción, en rodaje, y sobre todo en montaje.

¿Has realizado antes guiones de historieta?

Siempre he querido escribir un cómic pero no me puse en serio con el tema hasta hará un año y medio cuando empecé a trabajar en una novela gráfica. Nuestra idea es editarla próximamente, estamos empezando a moverla por editoriales. A nivel guion ha sido un parto doloroso. Difícil por no tener experiencia previa en cómic, pero también una oportunidad para familiarizarme con el lenguaje, de aprender de narrativa, mecanismos, composición de páginas… Se llama Los Hijos de la Serpiente y la dibuja Nan Vaz. Es un proyecto más extenso que Santuario y también ambientado en la prehistoria, en el mismo universo. Tengo más proyectos dentro de ese mundo y un par de proyectos más, ambientados en otros periodos históricos. Por si no se nota, me encanta la historia.

¿Qué te anima a participar en el concurso?

Pues me pareció una oportunidad sobre todo para conocer a guionistas de cómic de verdad porque lo cierto es que no conozco a casi nadie que se dedique a esto. A veces siento que estoy yo solo inventando la rueda y aunque tiene su encanto creo que no es sano. Básicamente eso, aprender.

Hablamos de Santuario. ¿Cómo nace la idea?

La idea nace hace unos cuatro años cuando empecé a leer sobre el paleolítico. Era un tema que siempre me había interesado y a medida que profundizaba me di cuenta de que ahora mismo, está cambiando radicalmente nuestra forma de entenderlo. Los neandertales de hoy no son criaturas simiescas e inferiores. Cada vez son más los expertos que defienden que tenían sus propios idiomas, su música, su arte, sus religiones y una vida espiritual mucho más compleja de lo que podríamos imaginar. Son humanos que nos miran de frente, físicamente, más fuertes que nosotros e intelectualmente al menos igual de inteligentes. Y esa mirada fue lo que me atrajo. El punto de vista de un igual ofrecía posibilidades muy interesantes para reflexionar sobre nosotros mismos. Al fin y al cabo, llevamos muchos milenios solos en el mundo, pero no siempre fue así. Porque hablo de neandertales, pero también estaban los denisovanos, los luzonensis, los floresiensis, los erectus… y todos coincidieron en el planeta al mismo tiempo y muchos se mezclaron entre sí. Me pareció que ahí, había un mundo por descubrir.

¿Qué te motiva a escribirla?

Decimos con frecuencia que el mundo es viejo y estoy convencido de que hace 45000 años también nos lo repetíamos. Por aquel entonces los Neandertales llevaban 200000 años sobre la tierra. Convivieron con nosotros unos 15000 años. Aunque esa “convivencia” dependa del territorio y sea más o menos intensa por períodos, es una época inmensa que está por contar, millones de páginas en blanco, que la arqueología o la genética, jamás podrán llenar. Ambientar una historia en esta época te obliga a reconstruir, a imaginar sus culturas, sus religiones, sus mitos, sus leyendas… Es la época de los contadores de historias, un tiempo en que las palabras eran mágicas y esto para un guionista es casi irresistible.

Claro que esto no deja de ser un contexto. Recrear un mito o una leyenda te ofrece la posibilidad de crear momentos “líricos”, pasajes oníricos, épicos, oscuros… pero creo que la esencia de la historia se encuentra en los temas que subyacen a las tramas y los personajes. Esto se escribe en el 2020, sería absurdo escapar de ello. Y yo me di cuenta cuando ya tenía el proyecto planteado que había bastantes reflejos de la época en la que vivimos. La historia se ambienta en un mundo en crisis, en plena transformación, agitado por conflictos raciales, por la amenaza de la guerra… Todo eso genera tensión y violencia dentro de los personajes que tienen que enfrentarse a la oscuridad que vive en nuestro interior, esos impulsos brutales hacia nosotros mismos y el mundo en el que vivimos con los que el hombre lleva peleando quizás desde que es hombre. Digamos que eso es lo que me motiva, más allá del misterio o los componentes de aventura que alimentan las tramas.

Háblanos de tus personajes. ¿Qué crees que los hace únicos?

Aunque la historia gira alrededor de un clan de mestizos, también intervienen clanes que son Neandertales puros y Sapiens puros pero en ningún momento se plantea que una raza sea la buena y la otra la mala. Digamos que en general nada es blanco o negro. Todos los personajes se desarrollan en una escala de grises. Obviamente hay personajes secundarios que son instrumentales pero los protagonistas están compuestos de capas, algunas de ellas desconocidas incluso para ellos mismos y que irán aflorando a medida que avanza la historia. Nada como exponerse ante situaciones límite para que todas las mentiras, incluso las que te cuentas a ti mismo, te exploten en la cara. En ese sentido, todos tienen su viaje y si les contásemos a los personajes que arrancan la historia como van a acabar, no nos creerían.

Por otro lado, uno de los aspectos que me atrajo para escribir esta historia fueron los personajes femeninos. Es una realidad que la fortaleza física de las mujeres neandertales era excepcional y un hombre Sapiens no podría superarlas en fuerza y velocidad. Además, no se sabe a ciencia cierta en qué periodo se instauró el patriarcado. Es un debate complicado pero es probable que en esta época los roles de las mujeres fuesen diferentes en función del clan al que pertenecían. Por eso planteo un clan mestizo liderado por una mujer. Creo que en la prehistoria los personajes femeninos adquieren dimensiones que es más difícil encontrar en otras épocas.

¿Podríamos definirlo como un thriller prehistórico?

Sí, o paleolítico. Me parece una época que más allá de lo comentado, resulta atractiva para escribir un thriller porque te ofrece un contexto de magia y chamanismo, un mundo de mitos, maldiciones, cultos secretos y rituales que permiten explotar los recursos del misterio y del terror de forma orgánica. Aunque hay momentos de luz, humor y cotidianeidad la atmósfera es en general bastante oscura. Hay sangre.

La estructura puede recordar a la de un thriller de “serial killers”. Hay una serie de asesinatos rituales y los protagonistas tienen que descubrir quién está detrás de ellos para sobrevivir. Cada descubrimiento abre la puerta a nuevas incógnitas configurando un misterio de varias capas que se presta a los giros inesperados y al suspense. De todos modos, aunque tenga dosis de terror y momentos de acción, es ante todo un thriller psicológico. La gran pregunta que se esconde detrás de los asesinatos es: ¿Es un ser humano o un demonio? ¿Ambas cosas? ¿Dónde nace el horror?

¿Por qué eliges este periodo histórico?

Me parece una época a reivindicar. Parece que la historia de la humanidad empezó con las pirámides. Como si todo lo que hubiese precedido a “la civilización” fuese un tedioso prólogo de cientos de miles de años, habitado por seres inferiores que olían mal. Y no negaré que tenían que oler mal, al menos para nuestras delicadas pituitarias, pero eran tan humanos como nosotros, y vivían a tope, y tuvieron que pasarles movidas increíbles. Al menos la ciencia va por ese camino. Cada descubrimiento demuestra que infravaloramos su tecnología, su medicina, su arte, su vida espiritual…

Son esos descubrimientos los que han provocado que las obras de ficción ambientadas en esta época (sean cómics, novelas o películas) hayan quedado desactualizadas. En casi todas se retrata a los neandertales como una especie inferior condenada a la extinción. Se los mira con paternalismo porque se extinguieron. Por eso resulta atractivo ubicar esta historia en un momento y un lugar en el que los neandertales son más fuertes que nosotros. Tampoco es gratuito, la arqueología ha probado que los Sapiens tardaron mucho tiempo en asentarse en territorios controlados por ellos. Creo que reconocer que tuvo que haber muchas ocasiones en las que les dieron por culo a los Sapiens es un paso para respetarlos. Como también lo es, admitir que en momentos y lugares concretos ambas especies convivieron aprendiendo una de la otra, queriéndose y engendrando niños mestizos que simbolizaban su unión.

¿Ha sido arduo el proceso de documentación previo?

Lo más complicado es encontrar fuentes fiables. Como pasa con la ficción, los libros de arqueología también están bastante desactualizados. Ni te puedes ni imaginar la de argumentos que me he encontrado en contra del mestizaje. Luego llegó el ADN y calló muchas bocas. Por eso es importante leer artículos y estar al tanto de la prensa, se están haciendo muchos estudios y el goteo de noticias es constante.

Fuentes más fiables, pero tangenciales, son estudios sobre sociedades cazadoras recolectoras, sobre chamanismo o mitología que también he usado. Soy consciente de que hay planteamientos que pueden resultar chocantes pero no son caprichosos. Muchos personajes, tramas e incluso escenas se inspiran en lecturas aunque a la hora de escribir se permita volar la imaginación. Algo que resulta imprescindible porque hay muchos vacíos que llenar. De todos modos, esta es una obra de ficción que no pretende pasar el filtro de un experto. Aunque lo que se consideraba imposible hace unos años es hoy una realidad. Así que vete a saber…

¿Por qué teniendo tanta experiencia en otros medios decides que el mejor para abordarlo es la historieta?

Volvemos al tema del dinero. Ponte a escribir secuencias sobre manadas de mamuts, ya verás como en las productoras te despiden con palmaditas en la espalda. Eso está claro. Pero si te digo la verdad, nunca pensé esta historia como una película o una serie. Tampoco tengo muy claro por qué. Creo que un motivo importante es el del idioma. Me generaría una especie de fricción ver a un actor conocido hablando español o inglés, caracterizado como un hombre del paleolítico. Sin embargo en el cómic como la voz es la del lector, me parece de lo más natural. Por otro lado, el lenguaje del cómic me resulta muy atractivo para abordar toda la parte psicodélica del proyecto. Las visiones, los rituales, la ilustración de los mitos…

¿Qué diferencia al guion de historieta del resto?

En el audiovisual tú haces el guion y ese guion pasa por muchas manos y se va transformando en las diferentes fases. En el cómic, por supuesto que es un trabajo en equipo con el dibujante (o el colorista), pero tienes muchísimo más control sobre la obra final. En un primer momento, es un subidón. Te dices a ti mismo “muevo los hilos”, es un “poder” al que no estás acostumbrado. Pero luego lo piensas y te das cuenta de que si el resultado es una cagada, no puedes echarle la culpa al director, o decir que el casting te jodió vivo, que esa actriz ha destrozado a tu personaje. Así que también impone. Sobre todo para alguien como yo que no tiene ni puta idea de dibujar.

Si ves mis storys, se te cae el alma a los pies, alucino como Nando que es el dibujante con el que trabajo, es capaz de convertir eso en arte. Es cierto que venir del mundo audiovisual te ayuda porque estás acostumbrado a pensar en imágenes y tienes conocimiento sobre “realización” pero es otro mundo. Con las primeras composiciones de página sudaba sangre y aún sigo haciéndolo cuando me atasco. Por lo que se refiere a la construcción de los personajes y las tramas no hay tanta diferencia. Y en cuanto al tono, procuré llevármelo a mí terreno. Por lo demás se trata de pelearse con las palabras y darse cabezazos contra la pantalla del ordenador.

¿Con qué estilo de dibujo visualizas la historieta? ¿Tienes algún dibujante en mente?

Pues te diría que Nan Vaz porque es con quien estoy trabajando y me flipa su curro y nos entendemos bien. La línea gráfica del otro cómic/novela gráfica la ha marcado él y me parece fantástica. Al principio pensábamos hacerlo en color, no veíamos claro lo del blanco y negro, pero nos está gustando. Tiene todo un toque barbarian, heavy metal que a los dos nos pone y que contribuye a crear esa atmósfera oscura que buscábamos.

¿Cuáles son tus planes de futuro inmediatos?

El plan es el de siempre: no morir. Bien sea de corona virus, de hambre o de exceso de trabajo. En mi experiencia, esta profesión es así, no conviene mirar más allá de la página que tienes entre manos. Ahora mismo estoy trabajando en varios proyectos que me ilusionan. Los Hijos de la Serpiente y Santuario son sin duda los más personales. El primero ya está escrito y me encantaría que pudiésemos editarlo. En cuanto a Santuario tengo muchas ganas de ponerme a trabajar. Espero hacerlo lo mejor posible y cumplir las expectativas que ha generado al recibir este premio. Por cierto, muchas gracias, ni de coña me lo esperaba.

Una entrevista de Javier Mora.

Premio ARGH! de guion de cómic