Abulí y «Torpedo 1936»

A finales de los 70 y comienzos de los 80, el mundo de la historieta se abría a nuevos autores, a nuevas propuestas al tebeo encorsetado del cuadernillo de aventuras y las revistas infantiles/juveniles de humor de décadas pasadas. La aparición de las revistas llamadas para adultos, como Totem (1977), 1984 (1978), Creepy (1979), El Víbora (1979), Cimoc (1978/1981) o Comix Internacional (1980), fueron el inicio de un “boom” del cómic español y sus autores. Nuevos personajes rompedores de todo estilo y condición, se dieron cita en las páginas de estas revistas. Personajes como Bogey, de Antonio Segura y Leopoldo Sánchez, Makoki, de Gallardo y Mediavilla, Hombre, de Antonio Segura (nuevamente) y José Ortiz o Torpedo 1936, de Enrique Sánchez Abulí, Alex Toth y Jordi Bernet, fueron algunos ejemplos de la popularidad que llegaron a alcanzar estos personajes de tebeo entre los lectores. Entre los mencionados, la creación de Enrique Sánchez Abulí (20 de febrero de 1945, Palau-del-Vidre, Francia), fue una de las más influyentes para toda una generación de lectores que disfrutamos de uno de los grandes guionistas que ha dado este país. Su novedoso estilo de combinar los juegos de palabras, los llamados retruécanos, con el fino humor de ese gángster llamado Luca Torelli, y su “sidekick” Rascal, conquistaron el corazón de los lectores, el de un público ávido de buenas historias.

Torpedo 1936 surgió en 1981 cuando Abulí recibió el encargo de Marcelo Miralles, director de la agencia Selecciones Ilustradas, de concebir un guion de seis páginas (que más tarde pasarían a ocho) con un gángster y una rubia despampanante como protagonistas; la historia de un asesino profesional en los años treinta. Las dos primeras historias realizadas por Alex Toth quedaron en el limbo cuando surgieron ciertas desavenencias entre guionista y dibujante. Toth quería reflejar un gángster bueno, un poco a lo Errol Flynn, y Abulí quería escribir la historia de un asesino que no se arrepiente. Afortunadamente Toutain se puso de parte de Abulí, y Toth salió fuera de la serie. No sería hasta 1982 cuando Bernet recogería el guante con el personaje, formando con Abulí una pareja perfecta en lo profesional. Ambos llevaron a Torpedo 1936 a unas cotas de popularidad en la revista Creepy (donde fue publicado inicialmente) inigualables, pasando el editor de publicar de 24 episodios programados, a una serie de larga trayectoria, con 47 entregas y 7 álbumes, dentro del periodo en que fue publicado por Toutain Editor.

La popularidad de Torpedo le llevó a publicarse en más de 12 países en aquellos años, varias giras por Francia de los autores y ganar el premio Alfred en Angulema 1986, al mejor álbum extranjero de 1985. Ya en los 90, llegaría una obra de teatro, un episodio de dibujos animados y un proyecto para una película en Estados Unidos que no llegó finalmente a buen puerto.

¿Por qué fue tal el éxito de Torpedo 1936? La respuesta es bien sencilla: la combinación del talento de Abulí en sus guiones y su originalidad, junto con la apabullante narrativa gráfica de Bernet, dio lugar a un clásico del tebeo español, el más internacional. Eso unido al equilibrio entre lo cómico y lo serio de la serie, fue uno de los aspectos claves para que esto sucediera.

Abulí guarda en la recamara nuevos guiones de Torpedo, ahora con Torpedo 1972 (con el argentino Eduardo Risso). Esperamos todos aquellos que lo queremos, que pueda seguir por muchos años narrando las desventuras de Luca Torelli y que disfrutemos de la sabiduría y buen hacer, de un hombre que se ha ganado entrar el Olimpo del noveno arte con Torpedo 1936.

Javier Mesón.