Sobre Sampayo guionista

Alack Sinner camina por Harlem; harto, dice, de su soledad. Y parece estar harto en general de todos los temas posibles hasta ese momento del andar. Los relatos de Sampayo en Alack Sinner tienen momentos en los que al dibujo de Muñoz puede ocurrirle extenderse y seguir extendiéndose; serenamente, incluso sin diálogos, sin acciones compartidas… Con esos contextos de ciudad que suelen rodear las caminatas -pensativas…- de Alack. Son notables (¿en tanto cuadros de historieta? ¿de ilustración abierta? ¿de re-creación puntual de cada personaje?) esos momentos en los que Sampayo y Muñoz parecen divertirse desplegando unas instancias de suspensión de la acción, tanto de la del protagonista como de las de unos transeúntes que parecen haber elegido derivar por una calle vacía. Libre, por un rato, de cualquier específico interés.

Pero en algún momento la cosa, por supuesto, estalla. Y allí estará el rostro de ese muchacho aterrorizado y estarán esos tipos que lo atacan… y el transeúnte Alack enfrentando a los desconocidos agresores. Y más: un par de policías que también andaban por ahí pero que no quieren actuar cuando sólo encuentran “líos entre negros…”

El repentino episodio callejero había dejado furiosamente indignado a Alack, pero la situación ya es otra: es precisamente él quien recibe días después, de parte del entonces «muchacho aterrorizado», una llamada mediante la que el entonces agredido busca encontrar al ¡justiciero!  Alack para devolverle unos dólares que el protagonista le había tirado en aquel momento para ayudarlo; el muchacho quiere ahora, agradecido, tomar una copa con él.

Podría decirse que Alack se había puesto, en el primer encuentro, “furioso” por razones que, al menos en la letra escrita de las historietas de aventuras, no suelen verbalizarse. Porque ocurre que los diálogos o casi diálogos que a veces mantiene ese justiciero suelen ser acompañados, en distintas ocasiones, por señalamientos que indican gustos, maneras de ser… incluyendo algo así como maneras o gustos políticos y sociales.

Las reflexiones de Alack sobre gente cercana o lejana pueden referir a amistades o peleas, sobre todo con los que necesiten ser ayudados: Alack puede llegar a ser a veces algo así como el más bueno, pero también el más duro, de los personajes de historieta. Podría sostenerse que uno de los atractivos de lectura de Alack Sinner es el de su capacidad de mostrar cambios múltiples en su andar… o en su detenerse. O, tal vez, en el andar y el detenerse del conjunto de los personajes de Sampayo y Muñoz.

¿Esos personajes fueron afectados por la pluralización de los temas y aconteceres de la narrativa contemporánea? Muñoz y Sampayo empiezan a producir historietas en un momento intermedio en que géneros y estilos multiplican sus modos de circulación, y cuando el “relato fuerte” es diversamente sustituido por la emergencia de temáticas y retóricas que no quieren cerrar una historia sino descubrir, o mostrar, o interpretar sus nuevas vidas y muertes. La narrativa novelística, se sabe, puede seguir deviniendo ensayo histórico, o el relato visual y el diseño de página volverse búsqueda, en parte abstracta y en parte recuperadora de otros momentos de escritura. En los que los temas pueden trabajarse tan abiertamente (u opuestamente: con cierres tan nítidos) como los de los motivos de jazz. Tan ampliamente cercanos a los recorridos creativos de Sampayo unos como otros.  

Oscar Steimberg